Los cuidados del hámster y sus distintas razas

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Hámsters, pequeños exploradores llenos de encanto

Los hámsters son, sin duda, una de las mascotas más populares y queridas del mundo de los pequeños roedores. Su aspecto adorable, su tamaño compacto y su carácter curioso los convierten en compañeros ideales para quienes buscan una mascota dócil, divertida y fácil de cuidar.

Existen diversas especies de hámsters, con sus propias características de comportamiento, tamaño, color y necesidades. Los más comunes como mascotas son el hámster sirio (también conocido como dorado), el hámster ruso, y el hámster roborowski.

Una de las cosas que más sorprende a quien se adentra en el mundo de los hámsters es su personalidad única. Algunos son más sociables y toleran mejor el contacto humano, mientras que otros prefieren observar desde su rincón y mantener una cierta independencia.

Son animales inteligentes, limpios y muy activos, especialmente durante la noche, cuando aprovechan para correr en su rueda, organizar su nido o almacenar comida.

Son una opción educativa para los más pequeños de la casa, ya que enseñan valores como la responsabilidad, el respeto por los animales y la importancia de los cuidados diarios. No requieren grandes espacios ni instalaciones costosas, pero sí un entorno adecuado, con una jaula amplia, enriquecimiento (túneles, juguetes, zonas para esconderse) y una alimentación equilibrada.

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El hámster ruso, también conocido como hámster enano ruso o hámster siberiano, es una de las especies más populares en los hogares por su pequeño tamaño, su carácter afable y su adorable aspecto redondeado. Su naturaleza curiosa, su gran capacidad de adaptación y su variedad de colores lo convierten en una mascota ideal tanto para principiantes como para aficionados experimentados.

Está perfectamente adaptado a los cambios de temperatura y a los inviernos rigurosos, lo que explica su sorprendente habilidad para cambiar de pelaje según la estación.

Es un roedor pequeño, compacto y muy ágil, con una longitud que oscila entre 7 y 10 centímetros y un peso medio de 30 a 50 gramos. Su cuerpo es redondeado, con una cola casi imperceptible y patas cortas.

Tiene ojos grandes y oscuros, orejas pequeñas y redondeadas, y un hocico corto con bigotes muy sensibles. Su rasgo más característico es la línea dorsal oscura que recorre su espalda desde la cabeza hasta la cola.

Durante el invierno, en su hábitat natural, puede aclarar su pelaje hasta volverse casi blanco, un mecanismo natural de camuflaje frente a la nieve (aunque no todos los ejemplares domésticos lo hacen).


Es conocido por ser curioso, vivaz y generalmente sociable, especialmente si se acostumbra desde pequeño al contacto humano.
Suele tolerar mejor la manipulación que otras especies enanas, aunque también puede ser algo territorial con otros individuos, sobre todo al llegar a la madurez.

A diferencia del hámster sirio, algunos ejemplares pueden convivir en pareja del mismo sexo (preferiblemente hermanos criados juntos desde el nacimiento y sin signos de agresividad), aunque siempre bajo observación.

Son animales crepusculares y nocturnos, pero más activos durante el día que otras especies. Les encanta correr, cavar y explorar, por lo que agradecen un entorno lleno de estímulos y escondites.

Cuando se sienten cómodos, pueden incluso comer de la mano o subir voluntariamente sobre ella, estableciendo una relación de confianza con su cuidador.


Tienen una temperatura corporal sorprendentemente estable, incluso a bajas temperaturas

Son capaces de almacenar grandes cantidades de comida en sus mofletes, igual que el hámster sirio

Emiten pequeños chillidos o “gruñidos” cuando se asustan o intentan comunicarse

En la naturaleza, cambian de pelaje en invierno para camuflarse con la nieve


Jaula y entorno
Aunque es pequeño, el hámster ruso necesita espacio suficiente para moverse y explorar. La base mínima recomendada es de 70 x 40 cm, aunque cuanto mayor sea, mejor.
Debe disponer de:

Rueda sólida de al menos 20 cm de diámetro.

Casita o refugio donde dormir.

Sustrato profundo (8–10 cm) para excavar y esconder comida.

Juguetes, túneles y zonas de arena para mantenerlo activo y feliz.

Alimentación
Su dieta debe ser variada, compuesta principalmente por una mezcla específica para hámsters enanos (semillas, cereales y pellets), complementada con frutas y verduras frescas en pequeñas cantidades (zanahoria, pepino, manzana, calabacín, brócoli…).
Ocasionalmente se le puede ofrecer proteína animal como gusanos de la harina o huevo cocido.

Higiene y mantenimiento
No necesita bañarse con agua, pero disfruta de un baño de arena fina para chinchillas o roedores, que ayuda a mantener su pelaje sedoso y libre de grasa.
La jaula debe limpiarse una vez por semana, manteniendo parte del sustrato anterior para conservar su olor.

Salud y bienestar
Con los cuidados adecuados, un hámster ruso puede vivir entre 1,5 y 2,5 años. Es importante evitar corrientes de aire, ruidos fuertes y manipulaciones bruscas.
Su salud depende en gran parte de una buena alimentación y un entorno estimulante que le permita mantenerse activo.


Aunque su color natural es el clásico gris con línea dorsal negra, existen numerosas variedades obtenidas mediante selección genética. Cada una tiene su encanto particular:

Principales colores y patrones:

Agouti (gris natural): pelaje gris con franja dorsal oscura y vientre blanco.

Zafiro (sapphire): gris azulado, con un tono frío y elegante.

Perla (pearl): base blanca con motas o sombras grises o zafiro.

Mandarín: tonos anaranjados o dorados, con ojos negros o rojos.

Campbell híbrido: resultado de la mezcla con el hámster de Campbell, con múltiples variaciones de color (beige, opal, argente, etc.).

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Tipos de pelaje:

Corto (común): suave, denso y fácil de mantener.

Satinado: brillante y sedoso al tacto.

Normal o «de invierno»: más espeso y claro en los meses fríos.

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